En Europa están en alza las políticas “populistas” y xenófobas alimentadas por el nacionalismo de la extrema derecha y por votantes de izquierda desencantados que ven en el inmigrante al culpable de buena parte de sus problemas. El capital cultural y económico que supone la emigración ha sido históricamente poco reconocido por la sociedad y menos ahora que la incertidumbre generada por la crisis económica empieza a provocar actitudes discriminatorias. Estos trabajadores venidos de fuera son necesarios para poder sostener un modelo económico que no es tan solvente como asegura el propio sistema, además se trata de mano de obra…