OPINIÓN

Las injerencias internacionales en el independentismo catalán

16/07/2020 francesc casadó 0Comment

Se ha impuesto el diálogo como la única solución a la crisis soberanista de Cataluña y por la libertad de los presos políticos. El pacto de gobierno entre PSOE y Unidas Podemos cierra las puertas a la aplicación del artículo 155 que defendió en su día Albert Ribera cuando todavía intentaba formar un gobierno de concentración nacional con Pedro Sánchez, lo que habría significado un varapalo, por no decir una expresión más contundente, a los derechos democráticos en el estado español.

Queda en el aire la sentencia firme del Tribunal Supremo por los lazos amarillos en el edificio de la Generalitat que el presidente, Quim Torra, decidió no retirar. Una sentencia que le podría inhabilitar durante un año y medio de su cargo y que ha abierto el debate en clave electoral sobre su sucesión en la coalición JuntsxCat. La esperada respuesta de Torra en su discurso de fin de año fue: «No voy a permitir, ni aceptaré, que un tribunal –y menos una junta política– suplante la soberanía de los catalanes». Esta decisión enfrentada al gobierno central continúa en la línea que mantuvo el líder conservador durante la crisis del Tsunami Democràtic que se produjo tras la sentencia del juicio del procés el pasado octubre. La violencia de aquellas jornadas puso en evidencia las diferencias en el seno del independentismo catalán y la falta de liderazgo, a no ser el del propio Torra reprimiendo con dureza las protestas a la vez que evitaba condenar el vandalismo en las calles de Barcelona.

La prensa europea en un alarde de desinformación ha recurrido a diferentes formas de intoxicación mediática para abordar los procesos de desintegración territorial: manifestantes pro-democracia provocan alborotos en Hong Kong; caos en Barcelona por la violenta reacción tras la sentencia. En el primer caso los graves enfrentamientos son minimizados por lo “correcto” de la causa por independizarse del gigante rojo, en el segundo se pone el énfasis en la “absoluta” falta de derechos democráticos en España.

Desde la derecha política y mediática nacional se afirma que George Soros ha dado su apoyo al referéndum del 1-O y al Tsunami Democràtic. Al magnate nacionalizado norteamericano se le conoce por dedicarse a financiar las guerras híbridas que el estratega Gene Sharp planeó para debilitar el apoyo de la población a aquellos gobiernos contrarios a EEUU. Las revoluciones de colores en la Europa del Este o la primavera árabe de Oriente Medio son claros ejemplos. Soros preside Open Society Foundation, una organización que tiene la sede de su filial europea en Barcelona, desde donde se subvenciona a una compleja red de ONGs afines al independentismo radical dedicadas a la desinformación pública.

Moscú, supuestamente, también ha intervenido en la crisis catalana, aunque las declaraciones de el presidente Putin tras lo sucedido alertaban del riesgo de poner en peligro la integridad europea, una amenaza que según el mandatario, ya tuvo su precedente en la disolución de Yugoslavia y la posterior balcanización del territorio. Según fuentes periodísticas diversos estamentos policiales y jurídicos han abierto una investigación sobre la trama rusa de apoyo a Puigdemont durante la Declaración Unilateral de Independencia impulsada en octubre de 2017. Se afirma que el ex presidente invitó a asistir al acto de proclamación de la república al diputado ruso Vladímir Zhirinovski, líder de un partido minoritario de tendencia fascista y ultranacionalista conocido por sus repetidas declaraciones a favor de Donald Trump. Otra de las injerencias del Kremlin tiene tintes rocambolescos. Se trata del espía Segéi Fedotov, integrante de un grupo militar de élite, acusado de ser responsable del envenenamiento del espía Skripal en 2018 y que durante la jornada del referéndum ilegal del 1-O se encontraba en Barcelona.

La última maniobra de ámbito internacional la ha realizado el republicano Alfred Bosch, conseller de Asuntos Exteriores, al difundir una carta de Stjepen Mesic, ex presidente croata, dirigida a Pedro Sánchez para pedirle que ponga fin a la represión y libere a los presos políticos. En su misiva el político conservador reconoce las diferencias entre la coyuntura de Cataluña y el camino a la independencia que eligieron croatas y bosnios, apoyados por la OTAN, en su lucha contra los serbios.

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